El anillo de pedida es un símbolo, un gesto que el novio suele tener con la novia a la hora de pedirle la mano. Este debe preceder al compromiso, simbolizando el amor que el hombre siente hacia la mujer. Es una forma de preguntar a la otra persona si quiere llevar a cabo el compromiso, si quiere pasar a ser un matrimonio. No obstante, no implica que ese paso vaya a darse en un corto periodo de tiempo. Hay quien alarga esta pedida durante años porque quiere casarse en unas circunstancias concretas, por ejemplo.
Según marca la tradición, lo ideal es que el anillo de pedida sea de oro y tenga un diamante en medio. Es lo que se conoce como anillo solitario, y puedes encontrar diseños más clásicos y otros mucho más modernos. Si buscas un estilo con el que no errar nunca, apuesta por un anillo de oro blanco y un diamante que brille más que el mismo sol. Aunque el diseño perfecto va a depender mucho del estilo de cada pareja y, sobre todo, de la novia.
Este anillo debe ser bastante llamativo. Tanto es así que hay quien dice que debe costarle al novio la mitad de su sueldo, independientemente de cuánto sea este. Lo cierto es que ahora mismo hay en el mercado opciones ideales y que no cuestan un riñón, ¡así que no te preocupes por esto! Sí que es importante que acudas a una joyería de confianza -aquí entramos nosotros, Naithelo-, puesto que así sabrás que estás pagando por la calidad que realmente estás recibiendo. ¡No querrás que tu novia tenga el dedo verde en unas semanas!
La novia puede llevar el anillo de pedida hasta que finalmente tenga lugar la boda, cuando se supone que debe pasar a usar el anillo de compromiso. Mas hay quien decide combinar ambos para, de este modo, llevar consigo dos momentos especiales de su vida.
