Las perlas son una de las gemas más valoradas desde la antigüedad. Su brillo, la magia del proceso de creación y los mitos que hay tras ellas han hecho que se conviertan en unas de las joyas más queridas y apreciadas a lo largo de los años. Lo que mucha gente desconoce es que hay diferentes tipos de perlas, cada una con unas características dispares y, sobre todo, precios diferentes. Continúa leyendo, ¡porque te ayudaremos a ser todo un experto en perlas!

perlas natural en su concha

Qué es una perla natural

Las perlas naturales son las que también se conocen como auténticas, puesto que durante su proceso de formación no interviene la mano humana. Se forman dentro de un molusco, normalmente de una ostra. Todo comienza cuando se introduce algún tipo de objeto extraño dentro de la concha del molusco en cuestión, puesto que es ahí cuando este comienza a segregar nácar para protegerse de la agresión externa. El objeto puede ser desde un trozo de arena hasta un parásito, dependiendo del caso concreto.

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El nácar es justo lo que acaba por darnos esa perla que, posteriormente, tanto valoramos. Es casi magia, si lo piensas detenidamente, puesto que la ostra hace de una agresión una auténtica obra de arte. Además, estas perlas naturales son todas dispares entre sí. Nunca son perfectas, puesto que no podemos controlar la formación y no podemos conseguir que tengan una forma y un color concreto. ¡Y eso es lo que las hace tan especiales! Tienen, cada una, peculiaridades que las hacen únicas: forma, tamaño, peso, color… Es por eso por lo que puede llegar a ser tan costoso tener un collar de perlas en el que todas sean semejantes, porque son difíciles de hallar.

Asimismo, no podemos olvidar que el proceso de creación de una perla no es rápido. Puede durar años y años, dependiendo del tipo de molusco. ¡Y también de ahí proviene su valor!

Qué es una perla cultivada

Pero, entonces, ¿qué son las perlas cultivadas? ¿No son naturales? Pues lo cierto es que sí, sí lo son… ¡Pero a la vez no! Porque su proceso de formación es exactamente el mismo que el de las perlas naturales, pero en este caso el hombre sí que ayuda. Continúan siendo perlas auténticas, ya que se forman dentro de un molusco, pero se cultivan de forma controlada por el hombre.

Para conseguir estas perlas, lo que se hace es crear una especie de granja de moluscos en el que estos estén controlados. Y como no todos los moluscos suelen generar una perla de forma natural, se les ayuda en cierta manera al introducirles un agente extraño. De esta manera, se puede garantizar que la gran mayoría de ostras que se encuentren en esa granja acaben por generar perlas.

Pese a todo, la intervención de los humanos no va mucho más allá. No hay manera de intervenir de forma directa seleccionando colores, tamaños o formas, porque la perla continúa formándose dentro de la concha. Su valor continúa siendo similar al de las perlas naturales, aunque baja ligeramente debido a que son más fáciles de encontrar en el mercado.

Qué es una perla sintética

¿Y las perlas sintéticas? En este caso, ya sí que estamos hablando de perlas que no se consideran naturales, sino artificiales. No hay moluscos de por medio, sino que son creadas de forma totalmente manual por el hombre. No están hechas de nácar, sino de cualquier tipo de resina, y su forma es totalmente perfecta. Por supuesto, son muy fáciles de encontrar en el mercado y su coste es mucho menor.

¿Significa eso que sean peores? No, son una alternativa económica para quien quiere llevar una perla, pero no tiene un amplio bolsillo. Dentro de este tipo de perlas, son comunes las perlas shell, que destacan también por tener un núcleo que sí es de nácar. También son muy conocidas las perlas majorica, que se generan a partir de componentes totalmente naturales.

Diferencia entre una perla cultivada y una natural

Entonces, ¿qué diferencia realmente a una perla cultivada de una natural? La única diferencia se da en el proceso de formación, puesto que las perlas cultivadas sí que están controladas por los hombres. Además, el objeto extraño que se introduce se mete dentro de la ostra de forma mucho más delicada. Y no se hace uso de cualquier objeto, puesto que normalmente se implanta un tejido de otro molusco.

En cuanto al valor que se les da en el mercado, las perlas naturales siempre son consideradas más valiosas. Esto se debe, como hemos señalado, a que son más difíciles de obtener. Aunque a la hora de valorar realmente una perla hay que tener en cuenta muchas más cosas, como su forma. Porque las más costosas son aquellas que se acercan a la forma redonda, considerada perfecta. 

No obstante, si pudiésemos realizar una radiografía de ambas perlas… ¡Descubriríamos que las dos son exactamente iguales! Son casi imposibles de distinguir, por no decir prácticamente imposibles. 

Diferencia entre una perla cultivada y una sintética

Diferenciar una perla cultivada de una perla sintética sí que puede llegar a ser mucho más sencillo. Hay ciertas pistas que nos pueden indicar que estamos ante una perla sintética:

  • Suelen ser perfectas, muy redondas y sin ningún tipo de imperfección. Es algo prácticamente imposible de encontrar en una perla natural, como ya hemos señalado anteriormente.
  • Además, pueden llegar a pelarse con el paso del tiempo. Esto es algo que, con los cuidados necesarios, jamás le pasará a una perla natural. Quizá cambie ligeramente su color tras la exposición a cremas, colonias o incluso el sol, pero no se pelarán.
  • Por último, tienen un brillo que da la sensación de ser muy artificial. No es el mismo que una perla cultivada o natural, y basta con compararlas ligeramente para comprobarlo.

Adquirir una perla sintética por ahorrar dinero no es algo negativo, pero sí lo es comprarla pensando que es natural ¡porque nos estarán timando con el precio! Para evitar este tipo de problemas, lo ideal es acudir siempre a joyerías fiables y con una fama que las preceda (ya sabes que en Naithelo solo utilizamos oro de 18 quilates y gemas y perlas certificadas). Y, por supuesto, conocer las diferencias entre todas las perlas posibles, para así poder diferenciarlas rápidamente.

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